En nuestro país, los cuidados paliativos se han desarrollado en unidades hospitalarias específicas y mediante unidades móviles en domicilios. Sin embargo, la Estrategia Nacional de Cuidados Paliativos señala que estos deberían desarrollarse también a nivel básico y en otros ámbitos, como salas de hospitalización general y centros sociosanitarios como las residencias de ancianos.
Según el Instituto Nacional de Estadística, en España el número de personas mayores que viven en residencias de ancianos casi se ha triplicado en los últimos 10 años. Además, datos del Informe para las Personas Mayores señalan que los pacientes atendidos en estos centros suelen ser personas principalmente ancianas, mayores de 80 años con una o varias enfermedades crónicas.
Por tanto, parece lógico que las residencias de ancianos, además de ser un lugar donde se desarrollen cuidados integrales, sean también emplazamientos donde se produzcan procesos de fin de vida. En ese sentido, las residencias de ancianos pueden suponer una oportunidad de desarrollo de los cuidados paliativos y una alternativa posible a la hospitalización en aquellos pacientes que así lo requieran.
Cuando nos referimos a una enfermedad en fase terminal, nos referimos a una enfermedad avanzada, progresiva e incurable, cuyo tratamiento específico no resulta eficaz y el pronóstico de vida es limitado. Todo ello genera un gran impacto en la persona atendida, en su entorno personal y en el equipo de profesionales que le atienden.
En la Residencia Alday existe un fiel compromiso por garantizar los cuidados de final de vida que el paciente requiere mediante una previa valoración del Equipo Multidisciplinar. De esta forma se determina un Plan de Cuidados Individualizado respetando siempre los valores, deseos, creencias y preferencias de la persona atendida con el objetivo de ofrecer la mejor atención y a su vez mejorar la calidad de vida tanto del usuario, así como de los familiares.
Para ello, desde la Residencia Alday se apuesta por tener en el centro un equipo multidisciplinar compuesto por médico, enfermería, psicóloga, fisioterapeuta-terapeuta ocupacional, trabajadora social y equipo gerocultor para garantizar todos los cuidados que se requieran en cada circunstancia, y ofrecer asistencia personal, personalizada e individual e integral que responda a las necesidades de cada persona. Además, fieles a nuestra filosofía siempre conservamos el respeto a la dignidad de las personas y el trato humano.
Los familiares y allegados de los pacientes que se encuentran en fase final de la vida, reciben información por parte del equipo multidisciplinar de forma permanente, y todas las medidas y actuaciones que se llevan a cabo por el equipo de profesionales que atienden al usuario siempre son trasladadas a la familia y acordadas con ellos. De esta manera, la familia es siempre partícipe de las decisiones que se adoptan con el fin de garantizar el mejor de los cuidados.
La familia y allegados son considerados parte fundamental en el cuidado y atención de la persona usuaria, es por eso, que en nuestra Residencia contamos con una habitación especial destinada a los cuidados de final de vida. Se trata de una habitación amplia y luminosa, ubicada en la 1ª planta de la Residencia, la cual está dotada de una butaca reclinable, un sofá-cama que permite que el usuario pueda estar acompañado durante las 24 horas del día, un pequeño Office (con microondas, una nevera y la posibilidad de contar con el servicio de comidas del Centro. La ubicación de la habitación permite a los acompañantes salir al exterior sin la necesidad de salir del recinto residencial, lo cual facilita los acompañamientos. Además, la propia familia, si lo precisa, recibe atención y apoyo, tanto asistencial, como psicológico por parte del equipo sanitario de la Residencia.
El firme compromiso de la Residencia Alday de mantener la calidad asistencial en la fase final de vida de un usuario, hace que los profesionales que atienden a nuestras personas mayores estén a su vez comprometidas con prestar el mejor cuidado, desde la calidez, el cariño y el respeto.